Capítulo 5.  La Carta

Debía idear un plan para hacerle saber que sabia de su existencia, y que lo amaba.

Pase el día impacientemente creando planes mentalmente, hasta que uno me gusto del todo. Le haría una carta, Decidí al fin, y comencé a trabajar en ella.

“Te veo cada noche asomarte por mi ventana, observando a mi casi inerte cuerpo dormir, pero en realidad es mi alma la que te observa a ti. ¿Sabes del fenómeno humano- paranormal llamado desdoblamiento? En caso de que no lo sepas es cuando el alma se separa del cuerpo por un corto periodo de tiempo. Puede viajar a donde quiera, o estar en cualquier lugar.

Hace unos días descubrí que tu eras real, y que no estaba soñando con un ser perfecto, si no mas bien lo estaba descubriendo mientras tiernamente entraba a hurtadillas a mi habitación.

Cada palabra que salio de mi boca mientras dormía fue real, y fue para ti…

Edward… Mi dulce Ángel, Te quiero aunque guarde silencio, te amo aunque no pueda decírtelo, te pienso incluso aunque no estés, te añoro aunque si estés, te sonrío aunque no puedas verme…y te acaricio aunque no lo puedas sentir…

Se tu naturaleza, se lo que eres. No me importa… yo te acepto, aunque lo que me he estado preguntando es ¿Por qué una criatura tan perfecta se fijaría en una humana tan imperfecta como yo?

Siento que no te merezco, pero aun así te amo.

PD: Dile a Alice que tenía razón, Me encanto el clavel, esa fue la prueba que sin saber me diste para comprobar que eras real.

Siempre tuya; Kristen Swan.”

Doble la hoja y escribí con letra legible: PARA EDWARD, POR FAVOR LEELA.

Y sobre ella puse su clavel.

Aun era temprano, a penas las 6, pero no podía aguantar las ganas que tenía de verlo, tome unas pastillas para dormir que mi mama guardaba en un cajón escondido y me recosté en una silla, con una posición muy incomoda, de modo que Edward cuando entrara me cargara hacia mi cama y yo me despertaría.

Me relaje e inicie el proceso del cual ya me había acostumbrado, tenía un doctorado en desdoblamientos. Fui a su casa, llegue a la sala y para mi sorpresa todos estaban en el sofá viendo TV, Edward, Alice, Jasper, y otras dos parejas mas de las cuales no sabia su nombre.

-Edward- dijo Alice –si ya lo estoy viendo, pero no es posible… ¿como sabe ella de mi?- respondió este.- ¿Viendo que? – pregunto un chico fornido que no sabia su nombre. – Kristen le dejo una carta a Edward, y ya esta dormida… - ¿Quién demonios es Kristen? – pregunto el muchacho de los músculos grandes – otro mas que no prestaba atención… - pensé. – La novia de Edward respondió en tono acido una rubia. – y miles de mariposas se removieron en mi estomago.- Que tierna – dijo una mujer con cara de corazón y cabello color caramelo.

- Allí esta otra vez! – Grito Jasper, - maldita presencia, me vuelve loco!. Alice no puede ser un fantasma si existiesen habrían por do quier, y yo estaría percibiendo emociones sin un cuerpo físico que las emitiera.

- Entonces no lo se! – dijo Alice preocupada.

- sin mas Edward se despidió, lo que yo tome una señal para engancharme a él y salimos de aquella casa espectralmente.

Me preocupó porque aun había gente en la calle, lo podrían ver, pero Edward escalo el edificio a paso aun más veloz.

Atravesé la ventana y flote hasta un lado de la habitación. Edward entro completamente a mi habitación y tomo la carta.

Me pare justo frente a el, para tantear el terreno.

A medida que fue leyendo la carta su sorpresa fue incrementando en su rostro. – No no es posible… - miró a mi cuerpo dopado por las pastillas y luego miró confundido a todas partes de la habitación. – Aquí estoy – dije sin querer, pero estaba muy dopada como para que saliera algo coherente de mi boca, solo se entendieron unos balbuceos. – Me concentre aun mas y articule – Edward… - y se entendió un poco mas. –

Este se posiciono a mi lado, y me acaricio el cabello, pude sentir esa caricia, mi cuerpo y mi alma, aunque separados seguían unidos por una especie de lazo que no lograba comprender.

- puedo sentir eso- dije. – y Edward mostró una leve sonrisa.

- que bueno que me escuches, por que algunos términos de esta carta deben discutirse señorita- musito con una sonrisa ahora mas amplia.

- quise despertar pero nunca lo había intentado yo sola… siempre algo externo lo hacia por mi. Me concentre con los ojos cerrados en tratar de volver a mi cuerpo hasta que sentí el vacío ya común.

Abrí los ojos luchando contra la pastilla. Gracias al cielo que había tomado menos de la mitad y no completa.

- Edward seguía allí, y una oleada de felicidad me invadió.

- amor tome una pastilla para dormir, no tengo mucho tiempo… - Dije como si estuviese borracha – Edward se carcajeo - bella no seas imprudente, esas pastillas no son buenas para ti – Edward quédate conmigo cuando despierte, no me dejes. – logre articular esas ultimas palabras y caí rendida.