Instituto Amanecer Cap10

Cap 10. La torre

Una tenue claridad hizo que me despertara, a juzgar por el cielo carente de sol podría decir que eran como las 5 AM. Me quede inmóvil hasta que recordé que estaba aun en el mirador de Oxford, y los brazos que me arrullaban eran los de Edward. Suspire de satisfacción, - ¿Bella?, ¿Amor te desperté?- susurro Edward muy bajito. – No no me despertaste…lo hice sola - murmure con un bostezo – Desearía que todos mis días comenzaran así.-musité casi con melancolía – Podemos venir todos los días que quieras – dijo mi novio rozando suavemente su gélida mano contra mi mejilla – El lugar es hermoso, pero me refería más a despertar entre tus brazos. – Me gire para ver su respuesta – esbozo una sonrisa tierna y me atrajo mas hacia él. –Eso también lo podemos hacer cada una de las noches que me quieras a tu lado. – Entonces te querré junto a mí todas y cada una de mis noches. – Saca los grilletes, seré tu prisionero. – Sonreí ante la expectativa y hundí mi rostro en su pecho.

Regresamos a Amanecer un poco mas tarde, todos los estudiantes aun dormían, y los únicos que no necesitaban hacerlo, o sea los Cullen, no habían regresado. Edward fue a su habitación y yo me quede en la mía, necesitaba unos cuantos minutos humanos.

Tome una larga ducha caliente, lave mi cabello con mi shampoo de fresas de siempre, y al salir le quite la humedad con el secador. Me puse unos pantalones de mezclilla y una sudadera gris. Aun tenía tiempo antes de que el comedor abriera así que escribí unos cuantos correos a René, contándole que todo marchaba bien, las materias… los amigos, y también le conté un poco sobre Edward, imagino que en el próximo correo que me envíe pedirá detalles emocionada. Luego me encargaría de ello…

Me puse unos tenis azul oscuro y Salí al corredor que conducía al comedor. El aroma a comida y a café caliente me embargo, no habían sino unos pocos estudiantes así que no tuve que hacer cola, Tome un bizcocho, y un café con leche. Me senté en la mesa de los Cullen y antes de que pudiese probar mi café tenía a Edward justo a mi lado. Esboce una sonrisita tonta y mi corazón se acelero. ¿Qué esto no pararía nunca?.

Pasamos el resto de la tarde hablando trivialidades, y paseando por los jardines del Instituto. Hasta que se hizo tarde. Subimos a mi habitación y vimos Romeo y Julietta acurrucados en el sillón, cuando notamos que ya eran las doce.

-Recuerdo que me contaste que alguas noches sentias ruidos extraños en el techo… - musito Edward

-si, ¿Por qué? – aun no sabia hasta donde quería llegar con la conversación.

- Te llevare a ver lo que hacia de mis noches antes de descubrieras mi mounstrosa naturaleza… - Edward siempre refiriéndose mal de si mismo… -pensé- aun sin atar cabos y darme cuanta de sus planes.

Me llevo hasta los jardines y de allí me tomo en su espalda como acostumbraba. La Adrenalina comenzó a correr por mi torrente sanguíneo, en una milésima de segundo arrancamos, y vi como Edward escalaba las imponentes paredes de roca gris del instituto, haciendo que se volviese un borrón, llegamos al tejado, y corrió, casi voló de la rapidez por el amurallado, de un segundo a otro me encontraba en el aire, saltando de una torre a otra de las cuales había una distancia bastante considerable. Continuamos corriendo por el tejado y saltando de torre en torre, la sensación de vértigo disminuyo, y podría decir que incluso estaba disfrutando de la carrera, hasta que llegamos a una torre notablemente más alta que las demás. Edward subió conmigo a la punta, que de lejos se veía delgada, como la cabeza de un alfiler, pero que en realidad era un espacio amplio en forma circular y hueca, con paneles bajos. – Aquí es donde venia a pasar mis noches antes de tu llegada. – Es muy hermoso – murmure. Allí estábamos, En la punta de la torre mas alta del “castillo de drácula” con la fría brisa otoñal que nos bañaba, al igual que la luz de la luna y miles de estrellas. El paisaje débilmente iluminado era el del bosque con los altos pinos y frondosos árboles, junto con la extensión del riachuelo que había descubierto hace poco. – Se que siempre salimos de noche… pero por ahora es lo que puedo ofrecerte. – susurro mi novio. - ¿crees que vale poco la vista de Oxford desde un mirador? O ser los únicos estudiantes en todo amanecer que tienen el privilegio de subir a la torre mas alta a contemplar el paisaje nocturno? Edward Cullen Tu me otorgas mas de lo que merezco- Respondí – No Blasfeme señorita Swan que si por este vampiro fuese le ofrecería en universo entero, el mar, el cielo, y  las montañas , todo para ti mi dulce ángel.- La escena romántica me hizo sentir un cosquilleo en todo mi cuerpo, Sin poder evitarlo roce mis labios con los de Edward, el me respondió con deseo, mi lengua se abrió paso entre la suya febrilmente mientras que el bajo sus manos hasta que llego a la altura de mis muslos, mi pulso cobro rapidez, Edward nunca se había permitido llegar tan lejos conmigo. Me pegue mas a su cuerpo, y mis manos recorrieron deseosas su rostro y fueron bajando por su pecho, trazando un camino de caricias que se extendía un poco mas abajo. De pronto de detuvo en seco, lo mire confundida y en respuesta un segundo después escuche carraspeo, teníamos compañía.

Cuatro vampiros repentinamente entusiasmados aparecieron a nuestro lado. –Genial ahora Bella si es una de los nuestros – musito Jasper con una ancha sonrisa que no le había visto. – Desde que llego lo supe – afirmo Alice.

-Sabían que nos irrumpieron? Bah… ya que...Se confabularon, lo sé – dijo Edward un tanto malhumorado. – Tú hacías lo mismo – reprocho Rosalie y todos nos reímos. – claro! Tu y Emmett tenían cierto fetiche en hacer cierta cosa en la parte trasera de mi volvo! – La risa de Emmett resonó en el aire, que buenos momentos! – Emmett deja de pensar en eso! – acuso Jasper. Estuvimos bromeando unas horas más, hasta que Emmett y Jasper decidieron jugar a las luchas sobre el tejado,

No consegui ver a Jasper una vez que Emmett se abalanzó contra el como un oso, sonriente y sin dejar de gruñir, era también muy rápido, pero no tanto como Jasper. Que parecía tener menos sustancia que un fantasma y se escurría entre las torres como si de un hermoso prado de flores de tratara, con total gracia y astucia saltando y aterrizando con precisión. Entonces Emmett quedo helado, su hermano lo había atrapado por un costado y tenia los colmillos a una pulgada de su garganta.

Emmett comenzó a maldecir y a murmurar– otra vez! Quiero la revancha!. – mientras Jasper sonreía satisfactoriamente. Y ambos trepaban en un segundo la gruesa muralla donde estaban las chicas.

Edward paternalmente decidió que era hora de que los humanos durmieran. O sea únicamente yo. Me llevo a mi habitación cargada y espero tapándose los ojos a que terminara de ponerme la pijama y yo rodaba los ojos. Me acosté en el regazo de mi novio como tanto me gustaba.

-Si hubiese sabido que eso era lo que ocasionaba los ruidos me habría encantado presenciarlo antes. – Edward soltó una risita musical y me acuno aun mas mientras me quedaba profundamente dormida.